viernes, 4 de septiembre de 2009

Paisaje japonés por contaminación visual




Los troncos negros del árbol del otro lado del vidrio cargan la felicidad de la nieve que durará solo un momento, instalación natural. Nieve. Arte efímero.
Quien sabe si la nieve le pesa a la rama, si la rama percibe una diferencia en esa capa que apenas se diferencia del cielo. En las puntas la nieve es casi gota, algo en transición, un intermedio ente un estado y otro. La certeza del cambio.
Miro y muta, aparecen pedazos mas oscuros de ramitas intermedias, costillas de la rama más gruesa que solicitan viento para librarse del peso del agua, de la liviandad de la nieve.
No hay gozo en la mirada, lo que veo no me es propio, como si fuera una hoja escrita con la perfección de Kawabata, algo ajeno y bello. Sin embargo esta es mi tierra y la nieve que acá cae será lluvia en mi ciudad. 

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